viernes, 25 de noviembre de 2011

El hombre con poca (sin) humanidad.

No se dio cuenta, ni antes de que pasara, ni tampoco después. Se le hizo chiquitito chiquitito, y nunca se dio cuenta. Yo creo que se le fue escapando por la herida. Algunos cables pueden succionarte sin que sientas la perdida, y todo lo que está alrededor comienza a molestar.
Está pensado así, para que al enfrascarnos lo vayamos perdiendo, poquito a poco . Él no se dio cuenta pero los demás, sin querer ni siquiera aceptarlo, empezaron a extrañarlo. Un día fue un llamado de urgencia, algo que había que solucionar, unos días después otra vez. Con el tiempo la excusa de la urgencia ya no hacia falta, y dejaron de usarla. Su cabeza comenzó a viajar cada vez con más frecuencia a la oficina. Tanto viajaba que por las millas acumuladas le dieron pasaje también para el cuerpo. Por eso el corazón se le fue gastando. Con cada viaje se hacía más y más chiquitito.
Empiezo a pensar que cuando el hombre comienza a perder su humanidad para sobrevivir tiene la necesidad de armar un escenario cómodo, rígido, previsible y seguro para que el corazón no vuelva a atacarlo por sorpresa.
Me enoja. Pero por otro lado pienso: ¿Cómo puedo culparlo? Todo está pensado y programado para que eso suceda. Debe ser tan terrible que se te escape la humanidad...
Ella está del otro lado, en frente de él pero lejos, cruzando la calle, el continente. Quiere elegir su camino y siente una palma en la frente. El hombre con poca humanidad reniega y la sostiene. Hasta el discurso dejó de ser amable.
Eso pasa siempre. También puede ser una metáfora, es algo particular que con el mismo esquema puede llevarse a un plano mayor.
Pero esta historia es del hombre al que le comieron la humanidad, que se olvidó de los valores en una mochila perdida, en un cajón olvidado.
Tan pequeñas eran las migas de su humanidad que no pudo aceptar el poquito de amor que le ofrecían y abandonó a quien buscaba el camino que él en algún tiempo, había perdido.
Este es el mundo en el que vivimos, los cables quieren comernos y quitarnos lo más hermoso que tenemos, nuestra propia humanidad.
No quiero eso. No. No quiero enajenarme en el trabajo. No. No quiero dejar de ver a quien está a mi lado. No. No se debe abandonar a quien nos necesita. No. Un mundo nuevo. SI. Un hombre nuevo. Eso espero. Eso quiero construir. Si.