martes, 3 de agosto de 2010

Un pensar...

Del instante en que los párpados caen
cuando comienza la realidad a callar
se despierta el mundo guardado
que ni bueno ni malo
es morada de tu espíritu.
Libre correr de la esperanza
porque cuando está nunca se acaba.
Mantiene viva la fuerza
aclarando el sendero difuso.
Un degrade de visiones:
cuanto más débil, más cerca.
Imposible posar la mirada
si no se sostiene, ni ataca con nada.
Tan intangible y sin embargo
tocar su suavidad y firmeza,
rozar con la yema de los dedos
su aspereza, es tan posible.
Como vivir dentro
de ese cielo, de puertas abiertas
de colores impensados
de caricias penetrantes.
Y sentir que se llega y
a la vez no hay un fondo.
Anillo de sabiduría,
perseguido por la locura.
Humano y divino
Apolo y Dioniso.

Alcanzar la melodía indefinida,
o buscarla en desconsuelo.
Atormentada en los divagues
de llegar, volver
o despertar.

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