lunes, 27 de septiembre de 2010

El rey se ha muerto pero no se ha olvidado.

Escucho una guitarra eléctrica con un acorde poderoso, que es capaz de hacerte sentir escalofríos. Las paredes vibran y en el aire se dibujan las sonrisas. Esos dedos que bailan sobre el cuello, el rock and roll en la sangre, y el rey del blues lo llama a tocar. Reunión de monarcas musicales, acá y muy lejos al norte la multitud lo aclama. El tipo es sincero y le chupa todo un huevo. Su voz de las cavernas retumba en el estudio, su propia ley no obedece a máquinas. De corazón tierno y coraza de metal, la campera de cuero a nadie le queda igual. En la Harley estaba su final.

Te extrañamos Carpo.
El rock y el blues te saludan y agradecen tanta magia.

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