Escucho una guitarra eléctrica con un acorde poderoso, que es capaz de hacerte sentir escalofríos. Las paredes vibran y en el aire se dibujan las sonrisas. Esos dedos que bailan sobre el cuello, el rock and roll en la sangre, y el rey del blues lo llama a tocar. Reunión de monarcas musicales, acá y muy lejos al norte la multitud lo aclama. El tipo es sincero y le chupa todo un huevo. Su voz de las cavernas retumba en el estudio, su propia ley no obedece a máquinas. De corazón tierno y coraza de metal, la campera de cuero a nadie le queda igual. En la Harley estaba su final.
Te extrañamos Carpo.
El rock y el blues te saludan y agradecen tanta magia.
lunes, 27 de septiembre de 2010
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